Debido a la mortandad de los naturales y a que se prohibió esclavizarlos, los españoles trajeron durante el Virreinato algunos miles de esclavos africanos para las minas, los ingenios azucareros, los talleres textiles y el servicio doméstico. Unos cuantos fueron liberados, otros pocos huyeron para vivir en libertad; sobre todo en las faldas del Cofre de Perote, en lo que hoy es el estado de Veracruz. Allí formaron algunos pueblos, como San Lorenzo de los Negros.
A mediados del siglo Xvl, se descubrieron minas de plata en Taxco, Pachuca, Guanajuato y Zacatecas; tales hallazgos obligaron a que se redoblaran los esfuerzos para someter a los nativos de esas regiones.
Junto a las minas surgían ciudades prósperas, muchos mineros acumularon fortunas, las minas ocupaban esclavos y trabajadores asalariados; a veces, éstos últimos recibían una ganancia extra según el metal que sacaban. Las ciudades necesitaban alimentos y otros productos; en su derredor surgieron haciendas y pueblos, al igual que sucedió en los caminos, para protegerse de los indígenas hostiles.
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