La Religion
La religión, que en las sociedades prehispánicas había sido un elemento esencial para la dominación de grandes grupos humanos, serviría también a los españoles en la empresa de conquistar y colonizar a los pueblos indígenas, bajo la justificación de la conversión de estos al cristianismo.
Los primeros misioneros en llegar a la Nueva España fueron los franciscanos. Algunos de ellos pasaron a Michoacán y desde allí empezaron a predicar a los chichimecas. Entre otros destacaron los frailes Juan de San Miguel y Bernardo Coussin.
Fray de San Miguel fue el iniciador de la tarea evangelizadora en el territorio guanajuatense; se cree que llegó a la Nueva España a fines de 1530. Fue enviado a Michoacán, su primer labor consistió en aprender la lengua purépecha, para entender cabalmente las ideas, los hábitos y costumbres del pueblo que convertiría al cristianismo. Recorrió Michoacán y gran parte de Jalisco, Querétaro y Guanajuato, hasta San Luis Potosí, y marchó al norte hasta Río Verde, también en este último estado, en busca de fray Juan de Cárdenas.
Se ocupó de la evangelización de los pames, guamares y guachichiles que poblaban las sierras de Guanajuato y San Luis Potosí. En Acámbaro tomó la decisión de evangelizar a los indígenas chichimecas, que sin lugar fijo de residencia viajaban por sierras y llanuras en busca de alimento.
Los guamares en un principio se mostraron reticentes, pues preferían las cañadas o las alturas montañosas, a los valles y las lomas. Venciendo la resistencia indígena, logró que aceptaran vivir en pueblo con plazas y calles trazadas en unión de purépecha y otomíes ya evangelizados, quienes le servían de apoyo. En esta forma los chichimecas, paulatinamente y no sin oponer resistencia, transformaron su vida nómada a sedentaria.
Fray Juan de San Miguel falleció en Uruapan, el 3 de mayo de 1555. Dentro de su extensa obra, puede considerarse la fundación de los hospitales.
En la primera mitad del siglo XVIII en diferentes regiones se encontraban varios hospitales. En los altos de Guanajuato, el único estaba instalado en la villa de San Miguel; en los valles abajeños había dos, en Yuriria y Acámbaro.
La conquista espiritual, por tanto, partió de Acámbaro y Yuriria, y escogió como foros evangelizadores a San Miguel.
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